Crianza, Martí y Mario

EL DÍA QUE DEJES DE PORTEAR

Hay un día que dejarás de portear, no hay más. Por mucho que te pese, por mucha pena que te de. Tú creces, los niños crecen y entonces corren y vuelan. Les preguntarás si querrán ir en esas mochilas que aguantan sus pesos de niños que se van a comer el mundo y es muy probable que te pongan cara de asco. Entonces te entrará un sentimiento de nostalgia que invadirá tu cuerpo porteador, recordando la primera vez que tu mujer te habló de las mochilas ergonómicas y tú le ponías esa cara, como si te estuviese hablando de Fisica cuántica o ya puestos, a puntito de entrar directa a un frenopático.
Te vendrán a la mente tus hijos cuando eran bebés, lo maravilloso que era bajar la mirada y tener sus diminutas cabezas bien cerquita para poder besarlas. Tenerlos pegados al cuerpo como si fuese una extremidad más, protegerlos, hacer un montón de cosas, o «simplemente» quedarte horas observándolos mientras dormían o observaban las hojas de los arboles, las palomas, la vida. Con ese olor que solo hacen los bebés, ese apego elevado a la enésima potencia, esa contínua sensación de que portear era lo mejor del mundo.
Recordarás lo práctico que era ir a la Conchinchina o al badulaque de la esquina mientras porteabas. Jugar con el hermano mayor mientras el peque dormía, dar vueltas por el pasillo cantándole nanas o la banda sonora de «Pesadilla antes de Navidad» hasta que se durmiera, hacer unos miserables macarrones con tomate mientras el peque estaba relajado y con la mirada, intuía que en la vida ganarás el concurso «MasterChef». Por no hablar de esa gran aliada en todos esos momentos de paseos con los niños ya crecidos y sus míticos: «Estoy cansado», y ahí tu mochila fiel a la cita, al pie del cañón, tu vieja amiga de aventuras dispuesta a echarte un cable siempre.
Echarás de menos portear en invierno mientras tu hijo y tú os dabais calor mutuo, pero también en primavera, otoño y verano, cuando al dejar al crío en la cuna, suelo o carro, tenías la camiseta chorrenado más própia de haber jugado un torneo de fútbol sala 24 horas seguidas.
Y entonces durante un segundo se te pasará por la cabeza la idea loca de tener un 3º , 4º o 5º hijo…solo para poder portearlo. Y cada vez que un amigo o familiar portee, le pedirás que te deje portear y cuando te pongas a su peque en un fular o mochila, un montón de sensaciones y recuerdos te invadirán, sin poder dejar de esbozar una sonrisa de felicidad y sentirte durante unos segundos, la persona más afortunada del mundo, mientras te preguntas como ha podido pasar el tiempo tan y tan deprisa.
Los hijos crecen. Vuelan. Viven. Sueñan. Aman. El porteo ha sido una etapa más de su vida, una etapa más de tu vida.
Una etapa maravillosa…porque el porteo creedme, es maravilloso.

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18 comentarios en “EL DÍA QUE DEJES DE PORTEAR”

  1. hace un tiempo leí algo que decía «existirá ese momento en que dejes a tu hijo en el suelo y nunca mas vuelvas a cargarlo» uuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu

    heavy
    por suerte a los 6 años de mi porota aun la cargo, con esfuerzo y amor, jaja

  2. Cual crisis de la lactancia, nosotros ya hemos pasado alguna crisis del porteo. Los calurosos rigores del verano madrileño, alguna mala elección en la compra del siguiente artilugio de porteo ergonómico, dolores de espalda de los de desear una paliza del fisio… Pero hasta ahora siempre ha habido una salida de la crisis. Y ahí seguimos, porteando ya en nivel «toddler» con esas piernas infinitas que lo patean todo a su paso cuando cuelgan de la mochila. Me muero de pena de pensar que algún día se acabará. No me parece nada descabellado pensar en un siguiente hijo solo para poder repetir esas sensaciones mágicas 😉

  3. :__(. No quiero dejar de portear!! Snif, snif, snif. Mi niña tiene 13 meses pero ya corre que se las pela y no hay forma (a veces) de subirla en la bendita mochila. Ains. Lo echaré mucho de menos!

    1. El porteo es lo más: los cólicos, el sueño que no se coge, el carro que no lo quiere… todo eso se soluciona con porteo y más porteo. Mochila en invierno, fular fresquito y elástico en verano… Nosotros aun lo gozamos con el peque de 13 meses, pero vamos que va a menos y me da una penaaaa

  4. Recuerdo este verano por Torino, calor, mucha gente, mi bb durmiendo placidamente en el cochecito para sorpresa mia… y de repente mi mayor con casi 6 años y 23kg me dice que no puede mas… Cogi la bandolera wax q me habia cosido para los calores del verano y pa’rriba…. Nos miraba todo el mundo pero yo fui tan tan feliz….

  5. Va! Me ha sacado las lagrimas. Ya veo que mis días de porteo se van acabando y si me ha pasado la idea loca de tener un 3ero para poder portearlo. Con los hijos los días son largos y los años son cortos.

  6. Yo he porteado mucho más dentro de casa que fuera. Y con el prematuro ¡es un no parar! A veces hasta pienso en quedarme sentada de noche en el salón, con el niño en el fular, porque parece que es así cuando logra más horas de sueño continuado.

  7. Una buena manera de dar este paso, es dejar el porteo y cambiarlo por un carrito. Los carritos son cómodos tanto para los papis como para el peque de la casa. Podrás transportarlo a cualquier lugar de manera cómoda y así tu bebé se acostumbrará a no ir siempre cogido.

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