Crianza, Martí y Mario

NO SOY UN PAPÁ MOLÓN

Siempre que nos vemos, me dices que molo. Te diré más: No hay día que no me lo digas. Me ves coleccionando canas, acompañando a dos preciosos hijos, cargado de bolsas, meriendas «sospechosas», cara de venir de salvar al soldado Ryan (y a toda su familia) y alguna que otra rabieta habida o por haber. Aun así, no dudas en decírmelo, como si ya de paso también fuese a salvar Gotham City, Metropolis y poner paz en Mordor. Al momento me lo creo, te hago media sonrisa, suena la música de la peli «Con Air» y subo a casa endiosado y exigiendo mi placa en la plaza de mi barrio. Pero a los minutos, esa sensación de tenerlo todo controlado, de creerme lo increible, de creerme invencible, de molar…desaparece.

Perdona entonces que discrepe y por favor, que no te siente mal.

No molo, no hay más. Molan las camisetas hawaianas, las cafeteras que te dan los «buenos días», la madre molona, y «Breaking Bad».

Yo no, y te diré el por qué:

Acumulo mal humor hasta el 3er café. No paro de quejarme de lo agotador que es estar a solas con mis hijos modo “Macaulie Culkin” en vez de disfrutar más de ellos, más con ellos. Tiro demasadio de TV, también de los croissants salados del supermercado. Juego poco con mis hijos. Evito el parque como si allí habitaran monstruos que te arrancaran los ojos para luego comerselos untándolos en humus, por ejemplo. Colecciono libros de crianza respetuosa, pero también colecciono gritos. Colecciono muñecos de acción y blurays, pero también colecciono miedos del pasado, presente y futuro.

Me mola el colecho pero hace tiempo que me fugué de la habitación de dormir. Se me escapan tacos delante de los niños. Me borro de la lista en los cumpleaños de la clase, suele ser faringitis, trabajos (a veces reales otras veces no) o molestias en los abductores a lo Cristiano Ronaldo o Luis Suárez. Soluciono bastantes rabietas de manera drástica o delirante y no como dicen los libros y conferencias. Digo que empatizo con mis hijos, luego es otra historia. Beso poco y debería besar más, el contacto a veces me acelera el «TOC». Resoplo más que los viejos cascarrabias de la rambla «Cocoon» (La rambla Guipúzcoa de mi barrio que está llena de viejos malhumorados) y haría un «Forrest Fump» every day.

Adoro a mis hijos. Adoro a mi mujer. Adoro a mi familia. Pero no soy un papá molón.

No, eso no.

Por eso escribo en el blog, para mejorar día a día, para aprender, para desfogarme, para compartir y para que la próxima vez que me digas: “Como molas papá!” o “Que molón que eres!”… pues mole, pero mole de verdad.

Eso realmente si que molaría.

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4 comentarios en “NO SOY UN PAPÁ MOLÓN”

  1. muy bueno,,,, por más que queramos, todos cometemos esos errores, bueno que yo no los considero errores, simplemente el día a día y sobrevivir a los niños. la teoría de lo ideal la sabemos pero a ver cuánta gente la pone en práctica

  2. Carlos, Molas porque:
    té implica, té ensucias las manos, vives con ellos y les haces Vívir las mil.peliculas que tienes en la xabeza (y ellos a tu), porque ries con ellos y de ellos….
    Què esto no quiere decir que seràs perfecte (nador és perfecte). Però Molas.
    Si pudiera Té pediria para los reyes que viene, té pondria en mi carta de deseos.

  3. Me reí bastante con este post, los papás son muy distintos todos, pero siempre coinciden en una cosa: su amor por los hijos. El papá es muy importante en la vida de todo niño y no tiene por qué ser necesariamente un papá de sangre, ese título de padre se lo lleva el que te quiere y cuidó de ti para hacerte la persona que hoy eres. Ya se viene el día del padre y merecen ser reconocidos por su labor interminable de darnos cariño.

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