Crianza

SABER PEDIR PERDÓN

Parque vacío. Bueno, ahora ya estamos nosotros tres. Dicen que después de la tormenta siempre viene la calma, así que ahora hay calma. Calma sí, pero también tristeza…mucha tristeza.

Los sábados son complicados, muy complicados. Estamos vosotros 2 y el  papá, nadie más…y tampoco  se le espera.

Aunque vuestra madre me diga eso tan chulo y molón de: “Disfruto de los niños”, me cuesta disfrutar de vosotros. Y no porque sea un ogro (aunque a veces sea peor que los de aquellos ejércitos de las pelis de “los anillos”), más bien porque tengo una “mochila” llena de besos apasionados, “Pitufos” de PVC intactos y la brújula de la serie “Willy Fog” que regalaban con los yogurts, pero también la tengo repleta de recuerdos y situaciones  no agradables, y no me refiero a la operación de fimosis o a las calabazas “Noventeras “que coleccionaba  día si día también.

Una “mochila” en mi espalda que demasiadas veces no me ayuda en la ruta de la paternidad. Y no me escudo en eso, pero son demasiadas veces el tropezar con la misma piedra, por eso toca mejorar, para que de aquí unos años, vuestra “mochila” sea lo más placentera posible, con momentos y recuerdos de todo tipo, para todos los gustos y todos los colores, pero no quiero que  los grises, los tristes, los que destiñen, sean los vividos junto a mí.

No, eso no.

Has pasado de estar sentado en un parque mirando al infinito a dar vueltas tímidamente…bueno, ya es algo.  En el parque deberías estar haciendo que me diera un ataque al corazón cada 5 minutos subiendo por todos lados demostrando tu abrumadora flexibilidad,  y sobretodo aleccionándome que tú SI que sabes disfrutar de esta vida.

Un sentimiento de orgullo se está apoderando de mí en este momento, el maldito Venom que se resiste a salir de mi cuerpo, a pesar de que nunca haya sido un superhéroe con superpoderes arácnidos. Es un sentimiento estúpido, gilipollas, mezquino de aquí a Lima, así que intento pasar de él y te voy a  pedir perdón. Y no porque en todos los libros, post de postín y conferencias lo digan, sino porque joder…te tengo que pedir perdón.

No hay más.

Me acerco a ti, te pido perdón. Entonces me pones esa cara que me hace sentir más culpable (aún si cabe) mientras asientes con tu mirada achinada. La cara de “acepto tus disculpas, pero que sepas que estas situaciones me ponen tristes y me joden”. Automáticamente cambias de expresión y me dices entusiasmado:

-Papá, ¿sabes que esta primavera en el Tibidabo habrán atracciones nuevas?

En primavera habrá atracciones nuevas en el Tibidabo. Iremos, nos reiremos y nos montaremos en la “montaña rusa” porque eres grande ya te puedes montar en ella.

Eres grande hijo mío…muy grande.

Anuncio publicitario

2 comentarios en “SABER PEDIR PERDÓN”

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s