Cuando los niños duermen salgo al balcón y miro las ventanas luminosas de otros edificios de mi barrio y entonces, me imagino las vidas en esos hogares. ¿Que estarán haciendo? ¿Cómo serán? Toco la ropa tendida pero aún suele estar mojada para entrarla dentro y siento el fresquito que me dice que el “Winter is coming”.
Y las “Christmas» también, todo sea dicho.
Sueño. Sueño en un mundo mejor, pero sobretodo en uno mejor para mis hijos. Si tosen me inquieto, a veces miro que respiren (Sí, es lo que tiene tener un TOC) y me aseguro que los “guardianes” velen por ellos. Respondo e-mails, miro compulsivamente el “stories” de Instagram y friego los platos antes de que la montaña llegue al techo y el Señor Lo Presti o Lo Presto (el vecino abuelete de arriba gallego-francés) no se queje de humedades.
Veo pelis y series con Vanesa, pero siempre o uno o el otro nos quedamos dormidos. A veces hacemos el amor apasionadamente. Encuentros torpes, pero sinceros, imperfectos pero pasionales. Encuentros que molan. También hacemos malabares con facturas, comedores y logísticas del demonio, preparamos las ropas de los peques y acabamos rápido las conversaciones entre ambos, no sea que se despierten y no se puedan acabar. 😉
Ordeno mis libretas, me acuerdo de mi adorable amiga Eva al observar alucinado el camión de la basura (lo hacía ella de pequeña) y me como a “cara perro” algún que otro postre de alto voltaje. Escucho el podcast de mis amigos Noe y Pepe «Cuando los niños duermen» y me emociono al ver lo bonito que es compartir la crianza.
Sí, el maravilloso podcast que me ha inspirado este post. ¡Gracias amigos, sois grandes!
También escucho Spotify, pero el de “pobre”, el aleatorio que me repite ochocientos veces la misma canción y con un millón de anuncios de grupos latinos con volúmenes sacados del mismísimo infierno. Veo vídeos de youtube de illuminatis, conspiraciones e Iker Jiménez. Bueno, y también me río solo con los míos…lo reconozco. Leo libros, pero menos de los que quisiera, envío audios a mi pandilla y doy gracias de tenerlos cerca y muchas veces me acuerdo de los que ya no están.
Me afeito para no parecer “un ladrón de mulos” (que diría mi suegra), escribo posts ñoños y le doy a la cabeza. Y sueño despierto, sueño dormido, sonrío despierto y le pido a la luna, (la mejor amiga de mi hijo Martí) que los sueños de mis hijos en este extraño mundo…lleguen a buen puerto siempre.
Todos sus sueños. Los que sueñen despiertos y los que sueñen cuando duerman.
Los sueños de cuando los niños duermen…
Dulces sueños pues.
Primero muchas gracias por la mención al Podcast , algún día encontraremos la agenda libre todos para que vengas un episodio.
Me ha gustado mucho tu Post y si, cuando duermen pasan muchas cosas, incluso cuando duermen retomamos durante unas horas ese tiempo de soltería, donde puedes agarrar una play o agarrar a tu esposa ( aunque es más fácil la play incluso si ni siquiera la tienes). La verdad, no suelo invertir mi tiempo en cosas sentimentales como tú has dicho, yo voy más al corre corre que tengo tiempo de hacer cosas. ¿Recuerdas que es el aburrimiento? Yo desde luego no (toma, eso te da para otro post o un 60 segundos). Y si, yo lo último que hago cada noche es besar a los 3 que duermen (Noe es horario infantil también) y mirar si todos respiran (incluso Noe que parece que la han tirado de un quinto). Me ha gustado mucho lo de la Luna. El mio siempre dice que la Luna siempre le mira a él. Y yo aprovecho para decirle que es porque le protege. En mi cabeza no tiene sentido alguno pero le gusta que se lo diga.jeje.
Pd. Yo antes cuando los niños dormían tenía como 3 o 4 horas para mí. Ahora solo estoy pensado en irme a dormir para poder hacer el Buenos días Madresfera.jeje.
Tengo un SUEÑO que no me deja dormir 😉
escucho el silencio…. y escribo
Cuando los niños duermen…empieza el día 😉 Veo que casi todos hacemos, más o menos las mismas cosas.