Recojo a Martí en el cole, cara de pocos amigos y pensando: “¿Donde está mamá?”. Da igual que lo haga como el culo o sea el “number one” (que nunca lo he sido) de la paternidad… mamá es mamá, y tu hijo no va a disimular que la prefiere a ella por la tarde, antes que ver tu cara de “Fraggel Rock” agobiado en la puerta del cole. Le traigo una merienda de esas que no son caballo ganador y que tampoco ayudan y por supuesto, diferente a la de su hermano. Se pelean por la merienda, les acabo comprando una igual a cada uno. Sí, quiero que la tarde vaya rodada. Mario no duerme la siesta y está “on fire”: Ahora quiero ir andando, ahora llévame en brazos, ahora me tiro en el suelo y lo haré justo cuando pase esa viejecita que sabes que no se va a callar, total que el camino a casa será más largo que las versiones extendidas de “El señor de los anillos”. Me enfado con los niños y me pongo como un ogro pero ni soy verde ni me llamo Shrek. Mario se pone a llorar y entonces me siento como una mierda y él empieza a decir: “mama, mama”. Golpe bajo, muy bajo y además demoledor, y entonces me transformo en Apollo Creed en aquel combate con Iván Drago, con la diferencia de que yo aún no la he palmado.
Miro el reloj y pienso: “¿Quizás esta tarde le dan fiesta a la mama? ¿O saldrá más pronto?”· Sí claro, y Willy Wonka existe, no te jode. Le pido ayuda a Martí para que me eche un cable con Mario y lo hace, pero mirándome en plan: “¡Tengo 5 años, muchacho!”, y entonces me doy cuenta que ni yo soy Batman, ni mucho menos él es Robin. ¿Vamos al parque? Es jueves y ambos están reventados…Aunque a quien quiero engañar, aunque fuese lunes e hiciese un día soleado preferiría llevarlos a Chernóbil o al Primark, antes que llevarlos al parque. Los llevaría a merendar a algún lugar chachi, pero es final de mes. Las canas me salen por segundos, miro el reloj y pienso que Richard Gere o George Clooney también tienen canas y están cañón y así me consuelo, pero para ser sinceros ellos no tienen mi aspecto de Guardián de la cripta. Martí me mira y me pregunta: “¿cuando viene la mama?”. El muchacho animándome pobre…le digo que por la noche, con un tono tranquilo aunque mi mirada se empieza a parecer a la de Norman Bates en “Psicosis”, y mientras pienso que debería haberle regalado a la mama para su cumple un tele transportador como el de “Star Trek”, para que así estuviese muy prontito en casa. Me encuentro por el barrio con el papá molón (ese si que mola y no un servidor) con la tribu de los Brady (un montón de niños sonrientes y angelicales) y sin mamá, y el so cabrón (y con perdón) está radiante, sin pestañear y sonriendo con una dentadura más perfecta que la del anuncio de dentífrico. Me saluda amablemente mientras rezo al Dios que sea (me da igual) para que ninguno de mis hijos monte un pollo delante de ellos. Me llaman al móvil y no puedo cogerlo, seguro que luego encima me lo echarán en cara. Los críos se me escapan literalmente, quioscos llenos de revistas molonas, palos, hojas, cualquier cosa mola más que hacerle caso a papá, y en el fondo, bien que hacen. Llegamos a casa y durante un ratito estamos guays, enganchando cromos, dándole de comer al hámster, hasta que aparece un juguete de esos marginados que iba a ser vendido en el Wallapop, pero al ver como se pelean mis hijos por él, debe ser una pieza de museo como mínimo. La profesora dice que Martí no para de hablar de Mario, yo digo que Mario durante el día no para de preguntar por Martí, pero cada vez que se encuentran, parecen Hulk Hogan contra “el último guerrero” en aquellos combates añorados del “Pressing Catch”. Y entonces en la lejanía, escucho como resuena la dulce voz de la mama diciéndome: “Disfruta de los niños”.
Baño a los niños, voy un momento a buscar las toallas y escucho llorar a uno o al otro, o a los dos: Les habrá entrado jabón en los ojos, se están haciendo la puñeta o habrán llenado tanto la bañera que la escena aquella de “Titanic” será una broma al lado de nuestra casa de aquí unas horas…
Ponemos una peli, se pasan 8 horas para decidir cual quieren, mientras yo aprovecho para calentar unas miserables salchichas y entonces pasa algo, da igual, lo que sea: Que te quieran ayudar en la cocina y la cosa acabe en tragedia, que se vaya la luz, que se peleen por la manta, que la peli sea bajada de internet (Sí, me bajo pelis, pero también las compro, ojo!) y que se pare, se vea mal y empiece la 3ª guerra mundial…Que más da, porque las salchichas ya se me han quemado, la cena no se la comerá ni el hámster, y tendré que improvisar algún sándwich de mala muerte.
Sin embargo, justo antes de que venga mamá y al aparecer por la puerta, aquello parezca cuando sale el papa de Roma en aquellas recepciones, cuando entra un “guest star” en las sitcoms de moda y todos aplauden, o cuando Messi está calentando por la banda y el Camp Nou se “engorila”, Mario me mira y con una sonrisa de oreja a oreja me dice: “Lo pasamos bien, ¿verdad?”. Seguidamente Martí grita entusiasmado: “¡Si!”.
Y entonces yo sonrío y me doy cuenta que las salchichas no están tan malas…y que sí, incluso lo pasamos bien, muy bien.
¡¡Well done, man!! Eres un superviviente del día a día… Igual el sonriente papá molón del barrio, con toda su sonrisa Profidén, está a esa misma hora, en casa, con la jauría descontrolada, y tirándose de los pelos, pensando en si aliñar su ensalada con sal o con cicuta, y pensando -«¿Por qué no me la cortaría yo a tiempo…?»- Así que, todo es relativo.
Aixxxxx, pero si es que ellos se divierten así y saben que tu estás de los nervios y más lo hacen. En cuanto al superpapá ese del que hablas… bueeeeno, eso es en la calle, pero no sabes lo que pasa cuando nadie le ve. Ah!!! Y George C. tampoco está tan bien (jijijiji)
¿Qué sabe nadie lo que pasa en la casa del «súper papá»?
Me he visto muy reflejado. jejeje. Y al George C. quisiera verle yo pasando una tarde como algunas de las mías, con mis niñas y con el mismo presupuesto mensual.
Por cierto, mi hija mayor no me mira con cara de «que tengo 7 años, macho» , no. Directamente me lo expresa verbalmente: «Papi, que yo soy la niña y tú el adulto».
lo pasan mejor que bien. Que las terremoto (que segun sus profesoras se adoran y segun yo no pueden verse) cada vez que les digo «por favor, 5 minutos sin peleas que ya no me funciona la cabeza» me responden «pero si estamos jugando mami» Lo que importa, pase lo que pase durante el dia, es la imagen que a ellos les queda!