Hay un momento en la vida en que te sientes orgulloso de tu padre Martí, y entonces, soy guay. Quizás te sientas orgulloso en otros muchos momentos distintos, en situaciones diversas (o no)…¿pero sabes una cosa? Tu padre es incapaz de captar esos momentos, tocarlos, palparlos…No, la verdad es que no.
Nuestra relación siempre ha sido una bomba de relojería, siempre. Desde el primer momento en que mamá se fue a aquel taller de asesora de portabebés y me quedé solo contigo, e intenté darte la leche de ella en un biberón, y tú me dijiste que “nanai de la china”, supe que sería complicado todo esto de ser padre. Y si además, y como dice mucha gente, somos iguales, tal para cual, dos gotas de agua, pues imagínate…
La verdad es que lo dudo que seamos iguales.
Está bien, somos cabezones, pasionales, divertidos y cariñosos. Nos acojonamos con cualquier tipo de insecto, con las palomas, con las heridas minúsculas, pensándonos que nos tenemos que ir al hospital a que nos amputen un brazo o una pierna. Nos encantan los superhéroes, jugar con los muñecos, devorar galletas Oreo, los helados de triple chocolate, cualquier cuento, cualquier Lego, las pelis, compartir las chuches, compartirlo todo.
Pero seamos sinceros, tú eres más “echado palante” (como la mamá), menos temeroso, más intenso, menos quejica (o al menos no tanto como el papá) y bastante más listo que tu padre.
A mi todo se me hace un mundo, mientras tu estas dispuesto a comértelo.
Ambos chocamos y chocamos y chocamos…como los autos de choque, como qué sé yo….y es frustrante, agotador, horrible. Y entonces noto ese rechazo, como ese “neguit” por tu parte, cada vez que me acerco a darte un beso, por ejemplo. Como si estuvieses a menudo a la defensiva, y la verdad hijo, no te culpo.
Por eso hay un momento en la vida, que veo que estamos cerca, que sonreímos, que los dos disfrutamos, que vamos a una, que soy guay. Sí, es evidente que tenemos muchos momentos buenos, sin embargo, hay uno muy especial y que noto que a pesar de todo, te gusta el padre que tienes. Que noto que sacas pecho con tu padre, que sonríes y miras de reojo a los demás y les dirías con una sonrisa de oreja a oreja: “Ese muchachos, es mi padre”.
Vamos, que estás orgulloso de tu padre.
Y entonces, pues lejos quedan las trifulcas, las malas caras, o esa extraña competición que a veces parece que tengamos, de a ver quien dice la última palabra. Y entonces nos llevamos bien como muchas otras veces, nos queremos un montón como siempre, nos abrazamos, nos sentimos bien, disfrutamos el uno del otro.
Hay un momento en la vida que no hay niño más orgulloso de su padre que el mío, de verdad. Y entonces, soy guay.
E insisto, espero que haya más momentos en que te sientas orgulloso de este casi cuarentón, canoso, malhumorado, adicto a la bollería industrial y a las figuras de acción y que se siente como Darth Vader (bueno, mejor dicho COMO EL CULO) que tienes como padre. Sin embargo, cuando este rufián de la galaxia se pone delante de un montón de niños (y tu estas entre ellos) para explicar un cuento, el que sea, da igual que sea “El origen de Superman”, “El Grúfalo” o “Las princesas se tiran pedos”, mi mayor fan está ahí con su sonrisa achinada, para decirme que hay momentos en que como padre, ser humano, persona o que se yo, pues lo bordo, o no lo hago tan mal o soy guay…y la verdad, yo que se lo agradezco.
Uff…. una vez mas me has emocionado!!! Me encanta leer tu blog, escribes con mucha sensibildad, amor y sinceridad! Yo no soy padre, soy madre pero muchas veces me siento como tu, un desastre, frustada, acojonada, nerviosa, confusa, superada……y por supuesto llena de amor por mis hijos! Te quiero dar las gracias porque desde que leo tu blog ya no siento que soy una madre bicho raro que se ve en muchas ocasiones superada , que deberia ser una super heroina y la realidad es que a menudo se siente agotada. Gracias!
Grande!!
Que precioso este post! Me ha puesto la carne de gallina. Una cosa está muy clara, cuando sea un poco más mayor y lea tu blog, y este post en concreto se va a sentir muuuuy orgulloso de su papa! Besicos
qué bonito!!!!!!!! claro que sí, quédate con esos momentos y deja de lado los que no os llenan… uno vive más feliz así 😉
sempre escrius genial a mes m’agrada com expresas el que sents i moltes i molts es senten identificats amb tu …. A mi particularment m’agrada perque jo amb coses amb pasaba igual pero amb el pas dels anys es veu tant llunya… Q em semble imposible q les mevas fillas ja siguin tan grans i lo millor de tot es q et diguin MAMA ETS LA MILLOR DEL MON MUNDIAL !!! Ja veuras com a vosaltres tambe os pasara !!
Me ha encantado este post, y te entiendo perfectamente.
Es genial esa sensación de ver que tu hijo está orgulloso de que seas su padre y no me extraña que uno de esos momentos en que piensa que eres «guay» sea cuando lees cuentos porque no todos sabemos hacerlo y tu lo haces muy bien y por eso molas un montón!!
Yo te he visto hacer de cuentacuentos y tenías a todo el auditorio infantil encandilado, así es que no me extraña que a tu peque lo enamores como a los demás.
Me ha gustado mucho el texto, y la foto que lo acompaña. Me gusta como describes unos sentimientos con los que, en un momento o en otro, resulta fácil identificarse.
Pero me ha quedado en la cabeza una pregunta que daría para otro post: en qué situaciones piensas que percibe tu hijo ese orgullo que sientes por él? Que, entre todos los niños -incluso los más tranquilos, los más «fáciles», esos que parece que no alborotan y se entretienen solitos…- tú te quedarías una y mil veces con él?
qué bonito. Yo con la mayor he pasado épocas así, tambien dicen que nos parecemos mucho de personalidad y por eso chocamos tanto. Al final un dia decidí liberarme de mis «mañas» a través de ella…y cada vez chocamos más y compartimos más momentos de entendimiento sin palabras, no se como decirte…eso momentos de «solo tu me entiendes» No sé como hemos llegado a esto eso sí (y seguimos chocando a veces eh..)