SOY MUY FAN DE MI FAMILIA…

Soy muy fan de mi familia…mucho.

En casa somos 5: Martí, Mario, Vanessa, Carlos y el polvo que hay por toda la casa dándonos los buenos días. Las montañas de ropa que hay por casa son de museo, y siempre necesitamos ayuda de mi suegra para doblar la ropa. Tenemos más de 30 tazas de café con leche… ¿las necesitamos realmente? Nos gusta acumular mierda porque todo nos da penita: “no, no tiremos eso que nos lo regaló fulanito, ¡que penita!” o “no, no tires eso que es de cuando nos conocimos, que penita”. No, no tenemos el síndrome de Diógenes…tiene otro nombre que habrá que buscarlo por internet, seguro.

¼ de la cocina de nuestra casa son chuches, el otro ¼ zumos y cereales, ¿la otra mitad? Un poco de todo, sobretodo pan bimbo y galletas. Tenemos un montón de cuentos preciosos…si los tuviésemos en estanterías ya sería la hostia. Las paredes están manchadas de pintura, tomate y sustancias que no se qué cojones son, por nuestros pequeños artistas Van Gogh y Pollock, nada pega en nuestra casa (ni falta que hace) y una cabeza gigante del superhéroe de los chicles Boomer preside el comedor. Aunque lo  más apasionante de nuestra casa es esquivar a oscuras las bolsas de ropa de niños, (unas para dar, otras recibidas) cuando te levantas a mear a medianoche. Nuestro hogar es como aquella peli llamada “Esta casa es una ruina”, cada día se estropea algo, creo que de ahí viene su encanto.

En casa vemos muchos dibujos, muchos, y muchas pelis, muchas. Y eso a veces puede ser un problema, o no, o que se yo…Si por mi mujer fuera, creo que nunca veríamos la tv, y si por mi fuera, creo que dormiríamos con la tv encendida. Aunque lo mejor de todo es  la antena de cuerno de “los chinos” que tiene nuestra tv, ya que claro, cada vez que abrimos la puerta de la nevera no se ve nada, y entonces los niños se rebotan, y con razón.

Es lo que tiene tener un sofá delante de la toma de antena del bloque…aix!

Tenemos dos hijos preciosos que están en época “No quiero recoger” y “estoy aprendiendo a recoger”, con lo cual nos pasamos el día ayudándoles a recoger.  Martí tiene casi 5 años y es un niño inteligente, cariñoso, muy generoso y que siempre necesita más y más de ti. Es mi ídolo, junto a Freddy Mercury y Steven Spielberg. A veces le digo cariñosamente “Aix, mi  pequeño incomprendido” y entonces me pregunta él: “¿Que es incomprendido?”. Mario tiene casi 2 años, es un niño simpático, bonachón y con unas manos gigantes que “lo flipas”. Es un sol, y te lo pone siempre todo muy fácil. Aunque los adoro, ellos fueros los que se cargaron mi Play Station3, mi portátil, la TV, y los que han abierto muchos muñecos míos sacándolos deliberadamente de su entrañable blíster, para luego perderlos sin más…de buen rollo.

En el tema de la crianza mi mujer y yo somos muy del rollo “apego” y esas cosas, pero nuestra a casa a menudo, parece un frenopático. Nos empapamos de libros, de videos, de posts, de charlas, de retos, ¡de lo que queráis! Sin embargo, a la primera rabieta, conflicto, o trifulca entre hermanos, amigos, etc…se nos sacan los ojos de las órbitas (sobre todo a mí). A pesar de todo, aprendemos día a día…aprendemos de nuestros hijos.

En el tema de la alimentación mi mujer es muy “Julio Basulto” y yo soy muy “Congelados La Sirena”. Mientras para ella una buena cena son las coles de Bruselas o el salmón a la plancha, para mí no hay cosa que me haga más feliz que un sándwich de queso. ¿Los niños? Pues pillan de un lado y del otro, más del otro, para ser sinceros. Eso hace que coman de todo, pero que también coman muchas guarradas, y que yo me esté ganando el infierno poco a poco.

Mi mujer se pasa el día trabajando, Martí en el cole, yo con el Mario, por lo tanto, los dos estamos siempre  cansados y echando de menos lo que tiene el otro: Ella estar más con los niños, yo tener un trabajo. No tenemos un puto duro, pero tenemos 3000 «pillastres», o sea, los muñecos malos que quieren conquistar la  Batcueva de Batman y Robin. (Sí, ésta es posiblemente la frase más divertida de mi mujer en referencia al jodido ToysRus que tenemos en casa).

Como pareja nos cuesta cuidarnos. Nos cuesta porque nunca tenemos tiempo, todos son niños, facturas, preocupaciones, por lo tanto a menudo discutimos, y aunque estoy seguro que si nuestra relación estuviese en una casa de apuestas todo el mundo apostaría su dinero a un final como el Titanic, nos queremos mucho…os lo aseguro.

El momento álgido de nuestras discusiones de pareja son los domingos por la mañana (único día de fiesta de los 4) con la entrañable pregunta de mi mujer: “¿qué hacemos hoy?”. Ella se subiría el Puigmal con los niños, yo me quedaría en casa todo el día enganchando cromos de “Big Hero 6”con los peques o haciendo sesión de pelis de Disney…¡Sí amigos! ¡Empieza la 3ª guerra mundial!

En el tema del cole mi mujer y yo somos unos esquizofrénicos. Hay días que nos encanta el cole, las cosas que hacen, el amor que le ponen, los detalles, y hay otros días que borraríamos al niño esa misma tarde, conscientes que en el tema “emocional” les queda mucho por aprender. Y así llevamos casi dos años…

Nos pasamos los meses pensando en apuntar aquí al Martí o al Martí allí, sin saber muy bien qué es lo que más le gustaría y sin poder permitírnoslo. ¿Natación? ¿Hockey? ¿Castellers? ¿Lucha libre? Conscientes que la energía que tiene nuestro hijo mayor, a veces,  parece infinita.

Somos unos “bichos raros” con la crianza de nuestros hijos a ojos de mucha gente…lo que no sé, es si cada vez lo somos más, o es que cada vez nos suda más lo que piensan o digan.

Nos pasamos el día de arriba abajo, gestionando conflictos, agotados, con la logística complicada y sin un duro, sin embargo, cuando los niños están durmiendo, y no nos queda casi fuerzas ni para darnos un beso…Nos preguntamos cómo sería nuestra vida con un tercer hijo, y lo más bonito, loco, sincero, apasionante, irresponsable, o como lo queráis llamar, es como se nos ilumina el rostro al sacar el tema.

Por todo esto y mucho más…soy muy fan de mi familia.