Hay un momentos en la vida, que tardas en olvidar…mejor dicho, hay momentos en la vida…que no los olvidas jamás.
Tu primer “Superchoc”,tu primer excelente en un examen de Mates (esto lo has soñado fijo), tu primer baile “del fanalet”, tu primera “figura de acción”, tu primera noche fuera de casa, tu primer “cine”, tu primera camiseta de “Star Wars”, tu primer beso con lengua, tu primera resaca, tus primeras calabazas (y las segundas, y las terceras…), tu primer “cuentacuentos”, tu primera parada en una área de servicio en un largo viaje, tu primera ostia con el patinete, tus primeras mariposas en el estomago al besar a aquella chica, tu primer “Tintín”, tu primer Playboy, tu primer bóxer, tu primer “Petite Suise” helado, tu primer “Pilot” de esos de lujo, tu primera “merienda-cena”, tu primera caries, tu primer disfraz de mosquetero, tu primera camara polaroid, tu primer plato cocinado (o sea pasta), tu primer blog…tu primer “papa”.
Tu primer “papa” es cuando tu hijo deja a un lado su abanico de onomatopeyas y palabras extrañas (y en ocasiones malsonantes) para indicarte cosas, expresar sentimientos o llamar a las personas, y te dice:”papa” y sí, se refiere a ti.
Y digo el “se refiere a ti” porque muy pronto los niños dicen “papa”, pero lo dicen como podrían decir “Wisconsin”, “Willy Wonka” “marshmallows” o “Jack Sparrow”, bueno…Me refiero a que las primeras “vocecillas” de los niños por así decirlo, les es más fácil decir la palabra “papa”, pero lo más probable es que no, no te estén llamando a ti.
Mario, que tiene 1 año y 4 meses, llama a su madre diciéndole “mama”, sin embargo a mi, pues a mi no me llama de ninguna manera. Y no, no me quejo, ni mucho menos…
No obstante, recuerdo el día que Martí me dijo “papa” por primera vez, lo contento que me puse, lo emocionado que estuve durante meses, y lo afortunado que me sentí…
Sí, exactamente el mismo “papa” que los siguientes:
“¿papa, me acompañas al lavabo? Pero luego me dejas solo.” (Intimidad ante todo, eso si, acompáñame), “¿papa, nos cambiamos el helado? (a mi no me importa, pero a su madre…), “¿papa, hoy tienes “feina”?(justo antes de irnos a dormir)”, “papa, hemos llegado ya?”(Cada 5 o 6 minutos en los viajes), “papa, me duele mucho” (posiblemente no le duela tanto), “papa, las moscas pican” (todo un clásico), “¡tú no papa! Quiero que me ayude la mama”(otro clásico), “papa, me pones dibujitos”, “papa, ésto no me encanta”, “papa, ésto me encanta”, “papa, quiero ésto”(malditos canales temáticos de dibujos), “papa, quiero lo otro”(lo dicho, os quiero y odio a la vez canales del demonio), “papa, estoy enfadado”, “papa, solo me como otra chuche, vale?”, “papa, me ayudas”, “papa, esta peli no me encanta”(cuando le pones una peli que para ti es “lo más”), “papa, estoy muy cansado”(no, no ha disputado unas olimpiadas enteras, es más, ni ha bajado al parque en todo el día), “papa, quiero este juguete, y éste y éste”(la culpa es mía, por llevarlo al “Interkits”), “papa, tengo caca” (en el momento más inoportuno, creerme),” papa, a mi también me duele la cabeza) (cuando el papa exclama como si fuese el fin del mundo que le duele la cabeza) ,“papa, no tengo sueño” ( las 00.00 de la noche), “papa, papa, papa, papa, papa, papa, papa, papa…”.
Y si, lo reconozco, y por mucho que me pese, que en muchos de éstos “papas”, mi cara, mi expresión, mi contestación, no ha sido la más oportuna, la más adecuada, ni la que esperaba mi hijo…
El momento en la vida del que os hablaba en el inicio de este post, sí, ese que tardas en olvidar…o mejor dicho, ese que no olvidaré jamás, no es el día que el Martí me dijo “papa” por primera vez, o el día que me diga “papa” el Mario por primera vez, y que os aseguro que me voy a emocionar como el que más (no hay día que no piense con extrema excitación que ha llegado el día), sino que ese momento del que os hablo, es el día que me di cuenta que la palabra “papa” para ellos, para los niños, para mis hijos…es mucho más que preguntar algo, pedir algo, llamar la atención, o expresar un estado de ánimo…
Todos esos” papas” para mi…deberían ser como el primero, sí, ya sé que es difícil, pero al menos…intentarlo. Al fin y al cabo de papa, no hay más que uno para ellos…y sí, soy yo. Mis dos hijos confían plenamente en mí, es más, estoy seguro que son de las personas del mundo, de Endor y de Vulcano que confían más en mí, por lo tanto, que menos que esos “papas”, sean para mí lo más parecido al primer “papa” que escuché hace unos años…
Y da igual que sea la 3ª guerra mundial, da igual que nuestro barrio sufra un ataque zombie (seguro que el resto de la ciudad se salvará menos nosotros, ¡fijo!), da igual que tenga la 3ª gastroenteritis en un mes, da igual que esta insufrible calor me transforme en Mr. Hyde o en Jafar de “Aladdin”, da igual que esté más perdido que los “protas” de “Lost”…da igual. Para ellos, su primer “papa” y el que hace 324.826 veces es igual o más importante que el primero…por lo tanto, que lo sea también para el papa…que menos digo yo.
Qué razón tienes!! De vez en cuando (cada dos dias como mucho) todo el mundo debería plantearse estas cosas, pero no solo con los hijos sino con tu pareja, familia, amigos…, en general, con la gente que te quiere y a la que quieres.
Un post muy bonito sobre la infancia y esos momento especiales y únicos que ocurren en ella, ya sea la propia o la de tu pequeño. Muchos de nosotros recordamos fácilmente nuestros primeros golpes jugando con patinetes, skates y la bicicleta en el aire libre. Son juguetes con los que nos hemos hecho daño pero a su vez nos encantan. Si tu pequeño ya sabe dar sus primeros pasos y quieres jugar con el en el exterior, te recomendamos empezar por coches eléctricos. Son super divertidos y merecen la pena.