Amigos, Crianza, Mis freakadas

DÍAS DE «FRIGURÓN»

Los días de” frigurón”, molaban un montón.

En el camping, mientras te comías un «frigurón» que era aquel polo tan chachi de color azul en forma de tiburón delante de la piscina, estabas alejado de las hipotecas, de los préstamos y de los bancos. Tus mayores miedos, eran la oscuridad, las calavera de «el día del padre» de la peli “Creepshow”  que contaba las historias,  o los zombis de aquellas pelis que si que daban miedo de verdad y no como los zombis de ahora, aunque el mayor miedo de todos era  que no te llegara para golosinas  con el cambio del pan. No sabías que era el cambio climático, la crisis, que el cáncer por desgracia era mucho más que un signo del zodiaco, o que una buena ostia en la vida no tenia mucho que ver con  caerse de la bici, en el campo de fútbol de tierra o resbalar en el suelo de la piscina. Tu mayor sueño era que aquella chica rubia te diera un beso, pero no te preguntabas si con lengua o sin lengua, eso daba igual, lo importante es que te lo diera y punto. No entendías de banderas, ni de ideologías, ni de creencias, solo que tu camiseta del Barça molaba mucho, que vivías delante del campo del Júpiter como ahora y que todos los hámsteres y tortugas que se morían, se iban a su cielo de animales.

De “Los Goonies», tu favorito siempre fue “bocazas”, porque era el más gracioso, el más molón, de “Los cazafantasmas” el Doctor Venkman, y de «Teen Wolf» por supuesto Scott Howard.  Y si, tu juego favorito era buscar tesoros, atrapar fantasmas y creerte por un segundo que eras el bueno de tu equipo de básquet, como aquellos jugadores  tan altos y tan grandes del  programa de Ramón Trecet. Creías en los reyes magos, como ahora. Creías en los espíritus, como ahora. Para ti los malos eran Gargamel, Venger, el cardenal Richelieu  y  eran también aquellos con pintas extrañas del barrio, sin pensar que los malos, los malos de verdad, posiblemente siempre son los que no se ven venir.

Cuando leías los libros «Escoge tu aventura», te divertías mucho tirando para  atrás y para adelante, totalmente ajeno a que aquello era lo más parecido a la vida real…o sea, escoger  el camino, tomar decisiones…lástima que en alguna cosilla, ahora no puedas tirar para atrás.

Jugabas a papas y a mamás, a que te emborrachabas bebiendo agua, gritabas por el poder de Greiskull sin más, e ir al video club era lo más parecido a la felicidad absoluta. La noche antes de unas colonias o de un viaje cor tus padres solo era equiparable ese nerviosismo con la noche de reyes o papá noel.

Aunque pasen los años, sigues teniendo los mismos ídolos, tus tíos, Spielberg, bueno, has añadido unos cuantos más a tu lista, en especial a dos bajitos de 11 meses y 3 años.

Las únicas guerras que habían eran la de los globos de agua, o como acabar aquel problema de mates o los piques con tu hermana. Mentira. Había guerras por el mundo,  en el día a día en la ciudad, pero tú, vivías ajeno a ello, y bien que hacías. Siempre viste mucha tele, como ahora, pero la de antes era mejor, con aquellas azafatas del «1,2,3» y tu adorada Kim Manning, con aquel Cliff Barnes de «Dallas» comiendo comida oriental en cajitas  “take away”, justo lo que haces tú ahora muchas noches, por no hablar de aquellos vídeos reproductores, el VHS, y el BETA, y es que por entonces lo que era realmente cruel para ti, no era la injusticia social del mundo, la pobreza o los desahucios, sino que un niño tuviese el VIDEO 2000.

Las dos horas de digestión se te hacían más largas que «Lo que el viento se llevó», que siempre pensaste que era un rollo de peli, no como “El secreto de la pirámide”, que esa sí que era buena, pues bien, ahora resulta que hay pediatras que dicen que los cortes de digestión  no existen, que solo hay que bañarse con cuidado o algo así, y entonces te imaginas la de horas y horas y horas que hubieses disfrutado de más en todas aquellas piscinas…

Ir al cine era orgásmico, aunque la palabra “orgasmo» tardaste tiempo en saber que era y en (por desgracia) a experimentarla. El cine con las luces apagadas, el olor a palomitas…buff! Y hoy, aunque vayas a fríos centros comerciales y ya ninguna sala de cine será como las de antes, ese gusanillo, ese sentimiento sigue estando, y si, es un orgasmo,  y por suerte ahora ya sabes lo que es.

Tu mayor sueño fue tener la «maquinita» del «Donkey Kong», la Nintendo, o la Mega Drive, y no nunca las tuviste, pero tampoco te quejarás porqué gozaste de varios órganos Casio que lo flipas, por no hablar del carrerón que llevas de consolas de videojuegos  hasta el día de hoy.

Por entonces una carta o postal de algún amigo o amiga, era algo irrepetible. Ni Whats app , ni Instagram, ni e-mail…una carta y a ser posible muy larga y si era de aquella chica alta, morena y guapa, pues mejor que mejor.  Porque si…la rubia era muy guapa, pero la morena ni te cuento.

Tu indignación no era con los bancos, con los partidos políticos, o con la gente sin escrúpulos que hay por el mundo, sino  con la academia de cine de Hollywood por no darle ningún Oscar a Spielberg por «En busca del arca perdida».

Crecer, es la mejor aventura de todas. Y los días de “frigurón” de mis hijos Martí y Mario ya han llegado…y yo que voy a disfrutarlos.

Niños

 

 

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1 comentario en “DÍAS DE «FRIGURÓN»”

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