Tengo una amiga que se llama Julia que tiene una librería llamada La Petita, y que el otro día me dijo algo que me hizo pensar…y mucho, y es que son frecuentes mis visitas a la preciosa librería infantil del barrio del Poble Nou de Barcelona a buscar cuentos para Martí, allí, hemos descubierto un montón de joyas, la mayoría recomendadas por Julia y su pareja Miguel. En una de estas últimas visitas que hice, me presenté con el pequeño Mario, al vernos Julia, nos recibió con la dulzura que le caracteriza, yo le comenté que veníamos a buscar un cuento para Martí (como no), y entonces ella me dijo: «Tengo un cuento para el Mario que me tiene que llegar!» Yo se lo a agradecí mucho y entonces Julia dijo: «porqué yo me leo mucho el blog de tu padre, y habla mucho de Martí, Martí, Martí…pero y el Mario?».
Julia me dijo aquellas palabras con cariño, con su eterna sonrisa, o mejor dicho, con ese recorrido de la sonrisa que tiene tan visible, tan sincero, tan bonito, y es que no sé si os lo he dicho alguna vez, pero en La Petita, hay miles de cuentos, pero también hay miles de recorridos…recorridos de sonrisas. El recorrido de la sonrisa de Miguel, la pareja de Julia, es rápido, directo, para pasar directamente a eclipsarte, a darte un buen rollo con el que te quedarías allí hablando todo el día con él de cualquier tema. Sí, Miguel al sonreír cierra algo los ojos, y esa sonrisa me recuerda tanto a la de Martí…
Pero sigamos, aquellas palabras de Julia no eran ningún reproche…para nada!! Más bien todo lo contrario, era una pequeña observación de amiga, y además hecha con todo el cariño del mundo y acompañada con uno de los recorridos de sonrisas más bonitos que se pueden observar a día de hoy.
Os soy sinceros, automáticamente, sonreí…y le di la razón. No sé cómo fue mi recorrido de la sonrisa…un día lo probaré en el espejo, pero lo que sí sé, es que Julia tenía toda la razón del mundo. Y entonces hice un repaso mental de los últimos 10, 20, 30…posts…y en pocos hablo del Mario, es decir, si que hablo de él, pero hablo de Martí y de él, en otros hablo de Martí y unos pocos más hablo de mis locuras.
Así que pensé el «porqué» hablaba más de Martí que de Mario…y enseguida lo tuve claro. Creo que a pesar de que tenga poca paciencia con Martí y me sienta día sí y día también Darth Vader… en el fondo empatizo mucho con él.
Empatizo, lo protejo, quiero verle feliz, quiero que resuelva esos pequeños obstáculos que con 3 años, le han parecido y se le hacen tanto un mundo, sí, igualito que su padre. Esas adaptaciones, esos celos hacia su hermano, esas continuas llamadas de atención, esos 3 años que a veces parecen que tenga más y se nos olvida a todos que sólo son 3 años, el tren que va a toda velocidad sin apenas pararse. Lo veo, y me recuerda tanto a mí, por eso le hago un marcaje, en ocasiones de esos “paparras”, de esos a lo Puyol en sus buenos tiempos…pero que en el fondo, posiblemente no sea esa la mejor manera de entenderlo, es más, todo lo contrario, seguro que lo agobio y mucho. Es decir, empatizo con él, pero hay momentos en los que debería empatizar mucho más…menos marcaje y más comprenderlo…no sé si me explico.
Todo esto, o sea, las inquietudes de Martí, sus rabietas, sus ocurrencias…hace que de rebote, casi inconscientemente, lo focalice todo su mundo en mi blog, olvidándome algo del pequeño Mario…
Uff, lo siento Julia, ya estoy hablando del Martí otra vez…pero no íbamos a hablar del Mario? Venga pues hablemos:
Mario tiene 7 meses ya, y cada mañana tenemos nuestro momento. Sí, esos que estamos él y yo, solos, y nos miramos, y hace posiblemente el recorrido de sonrisa más bonita que haya visto nunca, un recorrido lento, que aparece de golpe, de la nada, y que finaliza en una inmensa sonrisa, capaz de superar cualquier cosa mala de este mundo…os lo aseguro.
Ahora Mario se está descubriendo la voz, y puede llegar a ser realmente gracioso. Es tan expresivo…sí, como el Martí. En el fondo son tal para cual, y es que cuando más disfruto es cuando los veo juntos, deberíais ver la mirada de Mario cuando ve a su hermano mayor, es como si supiera que ese niño de 3 años de mirada achinada y con inverosímiles ocurrencias, está en este mundo para jugar con él, si, también para chincharlo a más no poder…pero sobretodo…para protegerle y ser su escudero. Es como si Mario lo supiera, por eso cuando ve que se le acerca Martí, da saltos de alegría, da igual que su hermano 5 segundos antes le haya quitado de las manos un juguete o le haya estado chinchando toda la tarde…eso le da igual al pequeño Mario.
No hay manera Julia…cada vez que hablo de Mario…aparece Martí, no tengo remedio… 🙂 Déjame pues que acabe este post con su recorrido…el de su sonrisa claro. El recorrido de la sonrisa del Martí es precioso, es posiblemente la sonrisa que me hace más feliz. Sus ojos achinados (como los de Miguel) y que acompañan en el recorrido a su sonrisa con esa espontaneidad, esa picardía, o sea, que mientras esboza su sonrisa, cierra los ojitos como si de un dibujo animado se tratara, y entonces…soy muy feliz, me atrevería a decir que en ese momento soy el padre más feliz del mundo, y entonces deseo que se detenga el tiempo y gozar de ese recorrido…de esa sonrisa. Porqué en el fondo…sé que de todas las personas que conozco…a día de hoy, la personita que más tiene que sonreír es…si lo habéis adivinado… el Martí.
Carlos, definitivamente eres incorregible! Pero también un padrazo. Y como le dije yo un día a Daniela («mi Martí» en versión femenina) tras un ataque de celos: son los number one y siempre lo serán, pase lo que pase, venga quien venga después, siempre será «mi number one».
muchas gracias por las palabras Julia! no sé si soy un padrazo, la verdad…je,je…hago lo que puedo 😉 Que guay lo del «number one», je,je!!!
Celebro que os gustara el post, me hace muy feliz.
Besos para Miguel y para ti
es cierto que a mî ni me sonaba haber visto la carita de mario, tan salado êl!!! igual porque me he incorporado tarde al blog pero a martî ya lo tenîa fichado.
por cierto todos los padres sois iguales, os hace gracia que los peks conduzcan pero cuando tengan 10 anyos y vengan ‘mira papâ el coche tiene un golpe’ no os harâ tanta gracia!
jajajajaj! cierto, mir, del pequeño Mario hablo poquito pobre!
Por cierto, la furgoneta no era nuestra, jajajajaj! un servidor le hace un favor a la humanidad y no se saca el carné. 🙂
Muchos saludos mir
Con este post dices más de lo que crees, o por lo menos así lo leo, tan solo con hacer la reflexión demuestra lo grande que eres. Martí es el primero, en mi caso es Olivia, ella me está descubriendo un nuevo mundo y me desmonta el mío con cada una de sus palabras inocentes y con su sonrisa y cada día le doy las gracias por ellos. Esto no quiere decir que queramos menos a los segundos. A mi también me sale escribir más de Olivia y también me he propuesto resolverlo…
Por cierto, Martí es encantador, divertido, y vivaracho, ahora doy fe de ello!
Un placer concerte a ti y a tu familia!
muchas gracias «Mamá Robinson» por las palabras! 🙂 La verdad es que con Martí siempre me pasa lo mismo en el blog también, je,je, siempre acabo hablando de el….Además pobre últimamente esta celoso de su hermano e imagino que eso hace que también estemos más atentos a el, a sus sentimientos, a como resuelve esos celitos pobre…
Fue genial conocerte!! besos y nos vemos pronto! 🙂
Sin duda estos peques te vuelven loco, te hacen ser una mejor persona y sin duda mejor papá. Con Martí te identificas más porque interactúa, habla y sabe pedirte las cosas, esos tres años son tres años!!. Creo que a pesar de los 7 meses de Mario tenéis cosas que os hacen ser inseparables aunque no las cuentes en los post.
Gracias por compartir =)
Feliz día.
Es cierto, Carlos, hablas mucho (muchísimo) más de Martí que de Mario pero sinceramente -y desde mi punto de vista de no-madre- creo que es lógico. Mario es un bebé aún y, seamos honestos, cuando el bebé es el primogénito es también, por supuesto, el centro del universo -del universo familiar, se entiende- y tanto si llora mucho como si llora poco, como si hace caquita tres veces al día o cuatro, como si dice «bu» o dice «ba», sólo hablarás de él y, sigamos siendo honestos, tampoco aporta tanto a tu vida, no? (ya que advertido que no soy madre!). Pero Martí es diferente. Para empezar, lleva con vosotros mucho más tiempo (más aún si contamos el tiempo de planear engendrarlo y el tiempo de barriguita dentro de mamá) y, para continuar, es un niño ya más autónomo, que habla, come, corre, colorea, tiene inquietudes y preferencias, es divertido, travieso,… ¿me explico? Martí es ya una personita que aporta muchísimo a vuestras vidas y, por supuesto reclama mucha más atención -por parte de todos-, que Mario.
Mario puede reirse y hacer que se te caiga la baba por ello, pero TODAVÍA no puede «competir» en atención con Martí. Además, no olvidemos que Martí era el primero y el único hasta la llegada de Mario, así que emplea todas las herramientas a su alcance para recuperar y acaparar el máximo de atención y, como veis, lo está haciendo muy bien.
Pero no te preocupes, Carlos, Mario crecerá y… ya verás como va ganando terreno entre las palabras de tus posts.
Un besazo