Lo reconozco, a menudo me imagino a Martí o Mario detrás de una de esas cámaras alucinantes de los rodajes de cine, sentados en esas sillas plegables, con gorras a lo Spielberg o Lucas y gritando:» corten».
Lo siento de verdad, pero no puedo evitar pensarlo. También me los imagino peleándose a la hora de escoger una «peli» a la hora de ir juntos al cine, uno que mataría por ver la última de Tarantino y el otro ansiando que llegue el ciclo de Ingmar Bergman en la Filmoteca. Me los imagino pintando en libretas del cole dibujos alucinantes o escribiendo cuentos infantiles, o historias del espacio, o de gente sin cabeza, o de parejas que se odian y se aman a la vez. También me los veo robándole los» Blurays» a papá y ya de paso metiéndose con él por pesado, por decir a todas horas que echa de menos los cines Urgel, Coliseum o el video-club «Metro» del barrio: «papá que es un video-club? me preguntaría Mario?» A lo que Martí respondería: «un sitio muy chulo que había en el barrio donde ahora hay una tienda de todo a 100, y en donde papá me cogía películas y me dejaba escoger a mi!! Allí cogimos por primera vez «Mi vecino Totoro».
Siempre he pensado que los «Escudero» (mi familia por parte de padre) tenemos algo dentro que nos hace volar la imaginación en todo momento y tener la necesidad de plasmarlo de inmediato. No sé el que, no me atrevería a decir que es talento, pero es algo que lo llevo viendo desde hace muchos años en todos ellos. Lo veía en los ojos de mi abuelo, lo veo en los ojos de mis tíos y tía, de mi padre, de mi hermana, de mis dos primos, de mi sobrino y por supuesto, de mis hijos. Es esa mirada inquieta, esas ansias por crear, por dejarse llevar por la ficción, por tener ganas de contar algo, de crear algo. Y siempre nos hemos quedado » a un pam de la glòria», y no es poco, pero me da que queremos más, y es que tenemos una fuerza, una energía, un «algo» dentro que intentamos canalizar de la mejor manera posible para sacarlo fuera… y si lo conseguimos? Pues entonces somos más felices.
Por eso siempre he pensado que el que tendría que estar dirigiendo películas de cine es mi tío José o el que debería estar firmando ejemplares de cómics en el «salón del cómic» es mi tío Javi. El que debería tener una discográfica de ensueño y editarse sus propios discos? éste sería mi primo Riky, y las que deberían ganarse la vida haciendo tartas de Fondant y cupkakes son sin duda mi hermana Irene y mi prima Ana. Y el que debería estar contando cuentos a todos los niños en librerías, escuelas y esplais? Eso me lo quedo para mi…sí, me encanta escribir y sí, yo también tengo el discurso preparado de los Goya desde que voy a «E.G.B», pero ahora prefiero quedarme con las caras de los niños boquiabiertos al contarles el cuento del «Pez arco iris», el de «La lluna d’en Joan» o el de «Batman».
Los «Escudero» somos así…somos creativos, somos complicados, somos sensibles a límites insospechados, somos divertidos, irónicos, muy irónicos y tenemos carácter, a veces demasiado. Y entonces, porqué muchos de nosotros no nos dedicamos a lo que realmente a mi entender hemos nacido? Sinceramente…no lo sé. Si tuviera la respuesta posiblemente este «post» ni existiría. Falta de suerte? de oportunidades? Ni idea. Sin embargo, a pesar de que muchos de nosotros tenemos trabajos más o menos chulos, otros más aburridos y otros simplemente no tenemos, ese «algo» que vive en nuestro interior siempre agita nuestra alma, nuestro corazón y nuestro cerebro, pidiendo a gritos salir al exterior, ya sea en forma de cuentos de terror, de muñecos «madelmans» o de temas musicales. Somos así…necesitamos sacarlo, siempre lo hemos hecho y siempre lo vamos a hacer. Lo llevamos dentro…
No quiero que penséis que lo que es digo es una locura mía o que me creo que mi familia somos unos artistas incomprendidos a los que la vida nos ha tratado mal…para nada. Lo único que digo es que tenemos mucho, muchísimo que ofrecer, y los caminos que hemos tenido nunca han sido de baldosas amarillas, no sé si me explico. Es como cuando dicen: «Sí, fulanito de tal ha estado en el lugar indicado y en el momento oportuno». Pues nosotros hemos estado en el lugar indicado en el momento menos oportuno, o al revés, en el lugar menos indicado, pero en el momento oportuno.
Entonces decirme…como no me voy a imaginar una galería de Arte llena de fotos hechas por Mario? O cómo no me voy a imaginar a Martí llamando puerta tras puerta con un guión entre manos cómo años atrás hizo su padre?
Os soy sincero, lo veo en los ojos de mis niños. En el caso de Martí, lo veo en como juega, en como ve una «peli», en como le cuenta un cuento a su hermano Mario. Y si pasan los años, y Martí es funcionario de correos, medico de cabecera o abogado y Mario trabaja en un supermercado, es jugador de fútbol o trabaja en un banco…pues estaré muy contento, porqué es muy probable que así ellos lo habrán querido, por lo tanto…serán felices. Eso si, seguirán llevando el apellido «Escudero», por lo tanto seguirán teniendo ese «algo» en sus entrañas que querrá salir de alguna manera, ya sea en una hoja en blanco, en un horno de cocina, en una mesa de mezclas o en un ordenador. Entonces les diré que saquen ese «algo» como sea y de la manera que sea, porqué entonces seguro…que serán más que felices, incluso quien sabe, a lo mejor llegarán a estar en el lugar indicado…y por supuesto en el momento oportuno.
Que entrada más bonita para todos los Escudero. Es muy bonito tener una familia como esa, porque siempre te sientes apoyado y nunca un bicho raro. Sí, yo me sentí bicho raro el día que dije que me quería dedicar a escribir. Me miraron extrañados, porque claro… de eso no se vive. Pero claro, siempre han pensado que soy la «rara» de la familia, me encantan las artes en general, me encanta estar horas leyendo infinidad de historias, siempre tengo «pájaros en la cabeza», sueño despierta, adoro el cine y puedo pasarme horas y horas debatiendo sobre películas.
Yo pienso que ellos me dan pena, y no te hablo de mis padres, a los que adoro y aunque a veces no me entiendan, me apoyan. El primer día que mi padre leyó una historia escrita por mi, simplemente me preguntó que de dónde la había sacado. Le dije que de mi imaginación, y simplemente me soltó: pues debe dolerte mucho la cabeza. Jaja, así es él. Pero siempre me ha apoyado, no como mis 11 tíos, ni mis 11 tías, ni mis 32 primos carnales. No, ellos simplemente piensan que soy la rara.
Puede que no hayáis estado en el momento adecuado o en el sitio justo, pero os tenéis los unos a los otros, y nunca os sentiréis solos, o desamparados. La esperanza es lo único que se pierde, y si no podemos vivir de lo que más nos gusta, hagamos que sea el mejor hobby que tengamos, porque así la ilusión, seguirá siendo máxima.
Saluditos!
muchas gracias por las palabras guapa! Yo te animo a que sigas siendo «la rara», porqué estoy seguro que eres la más feliz de todos! 🙂
Besitos y a seguir soñando….
Gracias sobrino y nunca, nunca dejes de soñar.
Primito, yo diría que, en algún que otro aspecto de la vida, tú has estado en lugar indicado y en el momento oportuno, por eso puedes ver en los ojos de tus peques el escuderismo a flor de piel.